La líder del partido morado en Andalucía aspira en confluencia con IU a arrebatar los votos de los socialistas descontentos con la gestión de la actual presidenta, Susana Díaz
La coordinadora general de Podemos Andalucía y candidata a las próximas elecciones del 2 de diciembre, Teresa Rodríguez (Rota, 1981), se mantiene firme en su voluntad de no entrar en un eventual Gobierno con la actual presidenta andaluza, Susana Díaz. El 'susanismo' -dice- jamás puede representar el cambio. Y pretende que Podemos se mantenga como una alternativa al PSOE-A, que lleva casi años instalado en la Administración autonómica.
La dirigente gaditana tiene por delante tres intensas semanas en las que recorrerá su tierra de punta a punta de la mano de Antonio Maíllo, el líder de Izquierda Unida Andalucía y candidato a la vicepresidencia.Los dos han formado un tándem que pretende recoger los votos no sólo de los suyos sino también de aquellos descontentos con la gestión del PSOE-A a lo largo de esta legislatura en la que pactó con Ciudadanos.
Rodríguez, que pertenece a la corriente
Anticapitalistas, da por zanjadas las tensiones con la dirección estatal surgidas por haber impulsado la confluencia
Adelante Andalucía. Aunque mantiene su pretensión de ganar cuotas de autonomía para la organización morada no sólo en su tierra sino también en el
Congreso. Rodríguez se entrevista con
Vozpópuli en el
AC Hotel Atocha, junto a los andenes de la estación ferroviaria, desde donde pone rumbo a
Sevilla. Apenas 48 horas después (el jueves), el secretario general de Podemos,
Pablo Iglesias, arranca la precampaña en la capital andaluza en un encuentro con la militancia para explicar el acuerdo presupuestario sellado con
Pedro Sánchez hace apenas un mes.
-¿El pacto firmado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias perjudica a la actual presidenta andaluza?
-Yo creo que sí, porque pone de manifiesto cómo cuando el PSOE se sienta a acordar políticas con Podemos, el resultado es la mejora del Salario Mínimo Interprofesional, el blindaje de las pensiones públicas, la mejora de la financiación de la dependencia o empezar a regular los alquileres… Sin embargo, cuando haces lo que hace Susana -que es sentarse con Ciudadanos y con la derecha- lo único que han hecho en estos tres años es agujerear la Hacienda pública andaluza poniendo en riesgo los servicios públicos.
-¿Cómo pretende evitar que el debate nacional y el conflicto catalán empañen su campaña?
-Tenemos una oportunidad que sólo se repite cada cuatro años de plantear soluciones a problemas estructurales de nuestra tierra. Y vamos a pedirle a nuestros líderes estatales que vengan a Andalucía a hablar de Andalucía. Al PP no le va bien que se hable de Andalucía porque saben que van a tener malos resultados. Y Ciudadanos hace política de la cuestión del modelo de Estado desde el frentismo y utilizando a Cataluña como forma de tirar de nuestros más bajos instintos, porque a ellos la cuestión social se les da mal.
Vamos a pedirle a nuestros líderes estatales que vengan a Andalucía a hablar de Andalucía Y Susana Díaz está cómoda porque nadie le pone en cuestión su gestión de tres años y nadie pone sobre la mesa que 100.000 millones de euros de fondos estructurales europeos después, volvemos al furgón de cola de la Unión Europea. Y los únicos que le estamos hablando de eso somos nosotros.
-¿Cree que pueden 'arañar' votantes socialistas o ya se produjo todo el trasvase en 2015?
-Nosotros hicimos una encuesta que revelaba que había un 13% de votantes del PSOE que podían simpatizar con la confluencia. No con Podemos ni con Izquierda Unida sino con un nuevo espacio que hemos conformado con los andalucistas y con personas independientes donde se abre mucho más los requerimientos identitarios de esa opción política. No es necesario ser de Podemos o Izquierda Unida para simpatizar con la confluencia.
-¿Puede penalizar a Podemos que Pablo Iglesias hable ya tan abiertamente de 'cogobernar' con el PSOE en 2020?
-Yo creo que la gente en Andalucía tiene claro que nosotros no lo vamos a hacer. No podemos hacerlo. No hay debate en Andalucía sobre eso, porque el 'susanismo' es continuidad, no es cambio. No puede serlo nunca.