Por una parte Albert Rivera ha presentado SU gobierno en el Parlamento de Andalucía y Juan Manuel Bonilla ha presentado SU gobierno en el Palacio de san Telmo.
Expectáculo lamentable. Quiere decirse que desde el minuto uno ninguno se fía de ninguno. Veremos en poco tiempo como todos los puestos de confianza (y de no confianza) ocupados por militantes y simpatizantes del PSOE, van a ser sustituidos por una legión de militantes y simpatizantes de PP y Cs, que estamos seguros sumarán más que los que había antes.
A todo esto hay que añadir a esta ecuación, en cuyo resultado sólo hay un perdedor: el pueblo andaluz, la presencia de la extrema derecha, que trae de cabeza a Cs, que dicen que ellos no tienen nada que ver con los acuerdos del PP con VOX, aunque sin esos votos el gobierno de Cs no podía salir; esto hace que los acuerdos a tres bandas aunque no quieran que se visualicen en la realidad son un hecho.
Veremos en mayo como Cs llega a acuerdos con el PSOE tras las elecciones municipales y autonómicas, con los que pretenderá que se olvide cómo han llegado a gobernar en Andalucía con los votos de la extrema derecha, en una especie de expiación del pecado cometido.
Malos tiempos para quienes creemos que la política debe estar al servicio de la ciudadanía. En Andalucía la Junta en vez de al servicio del pueblo andaluz va a estar al servicio de los intereses partidistas de PP y Cs, siempre con el permiso de VOX.
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